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Prensa libre o libertina (una tesis uruguaya)

Una película de la vida real, Estudiemos el libreto. Actores todos los uruguayos. El director, el gobierno. Música de Disépolo.

Hace algún tiempo, el senador José Mujica dijo que la mejor ley de prensa es la que no existe . ¿Coincide con esa afirmación? ¿Entiende que debe haber una ley de prensa?
Nuestro programa habla de promover una ley que regule el funcionamiento de los medios electrónicos de comunicación, que avance en la democratización, en las posibilidades de participación de distintos actores de la sociedad. Hablamos de una ley integral, que incluya la aprobación de la ley de habeas data, ya presentada, la reestructura y el fortalecimiento del sistema público, la apertura y el estímulo al sector social comunitario, la transparencia en la asignación de la publicidad oficial, el acceso a nuevas tecnologías y, por cierto, programas nacionales de educación para la comunicación que crucen todo el sistema educativo. Esta ley será motivo de amplias consultas y, mientras tanto, lo que hay que hacer es actuar con voluntad política, cumpliendo la legislación vigente, cosa que no ocurre actualmente. Está claro que la ley a la que he hecho referencia debe garantizar el pleno ejercicio de la libertad de prensa y respeto por la tarea del profesional.
La influencia que ejercen los medios de comunicación sobre el proceso electoral en las democracias occidentales, especialmente la televisión en los últimos años, puede llegar a abrumar la vida cotidiana durante el periodo electoral. Algunos sostienen que la elección se gana o se pierde en función del desempeño de un partido en la televisión y, en menor medida, en la radio. Dado que la televisión domina hoy en día las elecciones en algunos países, es sorprendente que la regulación de las transmisiones tenga un bajo perfil en las legislaciones electorales del mundo.

El actual uso de las infraestructuras de red y de distribución de contenidos audiovisuales no garantiza los derechos universales y constitucionales respecto a la comunicación y la información.
En Uruguay, y en general en las Américas, durante los últimos dos años se volvió a hablar de controlar, regular, disciplinar, orientar, a los medios y/o a los periodistas. Desde los ámbitos políticos se justifican estos nuevos intentos de limitación de la libertad de expresión, bien en el uso excesivo de esa libertad, bien en la manipulación de la información que practican algunos medios de comunicación.
Cientos de frecuencias que se entregaron a correligionarios políticos de los gobernantes de turno y también a algunas empresas “madres,” que, por la vía de los hechos, terminaron por configurar un monopolio que, obviamente, distorsionó la transmisión informativa y, además, dejó cautiva a la población de empresas que además de buscar el lucro, elemento vinculado a la lógica del sistema, apoyaron casi siempre a los gobiernos de turno, dejando de lado al pluralismo informativo.

Una cosa no quita la otra, digo yo opinando,pero quien soy para opinar sobre los medios de comunicación. Bárbaro existe un marco regulatorio donde encuadramos la prensa escrita y televisada, radios y demas yeitos. Pero digo yo, y de publicar un boletín semanal a travez de internet donde una empresa grande o chica de a conocer sus opiniones o sea independiente de credo o política y desee hacer llegar sus intereses por ese medio, ¿con que se encuentra?
Servidores que bloquean el pasaje de información (llámese spam). Empresas que por "x" motivos válidos o no, se sienten afectadas por el boletín que le mandó la empresa Tal y estan en condición de bloquear el flujo de información, lo hace. Pero quien regula a Internet. Nuestros hijos pueden ver pornografía, ver cualquier tipo de tema , bajar juegos o programas maliciosos para su educación. Eso el marco normativo de esa ley, ¿contempla?. O mira para el costado. La libertad de expresión debe ser libre o libertina. Son dos cosas distintas pienso una cosa es libertad con orden y otra con desorden. Supongo, opinando, de metiche.
Pocas veces en la historia ha habido una democratización de la información que se haya verificado por la vía de los hechos ni más allá de la índole de algunos propietarios de medios de comunicación y de regímenes de concesión de ondas, como el uruguayo, claramente antidemocrático por el privilegio que consagra.

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